Isabel de Hungría. Santa
        [940] (1207-1231)

 
   
 

   Viuda, luego religiosa, fue la figura más popular en Hungría y Centroeuropa, cuyos datos  divulgó la "Leyenda Dorada". Nació en 1207, hija de Andrés II de Hungría, en Presburgo (Bratislava). Pronto fue prometida en matrimonio al hijo mayor del rey Herman de Turingia, el príncipe Luis que por su influjo tomó por lema: "Piedad, Pureza, Justicia".
    En 1221, cuando Luis tenía veintiún años y ella catorce, se celebró el matri­monio. Era hermosa, elegante, morena, seria, modesta, bondadosa en sus pala­bras. Sobre todo era caritativa y piadosa con los pobres. El matrimonio sólo duró seis años. Tuvo tres hijos. El esposo murió de la peste en una cruzada y la reina, viuda, quedó a merced del tutor, su cuñado Enrique, que la arrojó del castillo de Wartburg en que habitaba, con sus hijos y varios criados. Su tía Matilde, abadesa de Kitzingen, la acogió en su casa, después de días de abandono.
    Su tío Eckemberto, obispo de Bamberg, puso a su disposición su castillo de Pot­tenstein y allí se trasladó  con su hijo Herman y su hijita recién nacida, dejando a Sofía al cuidado de las religiosas de Kitzingen. Con las ayudas de sus parientes se mantuvo algún tiempo, hasta que tomó el hábito de la Tercera Orden de San Francisco. Dejados a cubierto sus hijos con todo lo necesario, ella se entregó a una vida penitente y de caridad, atendiendo enfermos y ancianos y sobre todo huérfanos y doncellas abandonadas.
    Su vida en los últimos años estuvo llena de leyendas y rumores, de intensas penitencias y gestos heroicos de caridad. Murió el 17 de Noviembre de 1231, antes de cumplir veinticuatro años. Fue sepultada en la capilla del hospicio donde atendía a los pobres y pronto comenzaron los milagros a hacer de su sepulcro un centro de veneración singular.